La historia y vida de Francisco demuestra la relación entre las fincas, la violencia, el trabajo forzado y la perdida de la cultura Ixil durante el conflicto armado. Francisco nació en 1957 e era hijo de Pedro Guzman y Maria Ramirez. Él cuenta que cuando él era joven, la tierra ya estaba “robado” y que él se dedicaba a trabajar en el campo y en la finca. Cuando le tocaba acompañar su papa a sembrar maíz en el Ixcan, les tocaba caminar desde las 2 de la mañana para llegar a las 2 o 3 de la tarde. Tenían que sembrar lejos ya que la mayoría de la tierra era de la finca para sembrar café y cardamomo, y que las buenas tierras fueron utilizadas para ganados.

Francisco dice que su papa le conto cómo perdió un título de tierra. Durante sus viajes, su papa siempre paraba en el camino con una señora para descansar y comer. Durante un viaje con el título de tierra junto con otros, pararon en el camino con la señora para comer, pero en esta ocasión, dicen que el finquero le convenció a la señora a engañarlo. Debido a esto, la señora les ofreció algo de tomar y se emborracharon. El próximo día ya no estaba el papel y se sospecha que la señora se robó el título. Este cuento de la perdida de títulos forma parte de una historia larga caracterizada por engaño, el uso del alcohol, y robo con el fin de despojar a la gente. Es esta igualdad, particularmente la cuestión de la tierra, que contribuyo al conflicto armado interno.

Francisco dice que antes de las masacres de los 1980s, hubo secuestros de varias personas y líderes comunitarios. Primero, fueron secuestrados los miembros del comité de la tierra de la comunidad y miembros de Acción Católica. Esto incluyo su tío Salvador Ramirez, así como Lucas Caba Sanchez, Salvador U Solano, Domingo Caba Perez, Mateo Canay, entre otros. A veces la gente iba a trabajar y cuando estaban regresando salían los soldados y nunca regresaron a sus casas.

Francisco vivió y trabajo en la finca Santa Delfina por ocho años ya que no tenía familia con quien regresar, pero tenía amigos en la finca que le convencieron que se quede. Es allí donde él dice que aprendió español. Además, él dice “allí perdimos [la] cultura”. Por ejemplo, sobre la ropa, Francisco explica que antes los pantalones eran blancos y “…ahora no usamos…ya somos igual todos…ya no miramos si somos Chajul”. Francisco se refiere en los pantalones blancos que utilizaban los hombres Ixiles antes del conflicto armado interno, pero cuando fueron a la finca, la gente comenzó a cambiar sus vestimentos. Francisco decidió a regresar en 1990, y a este punto ya estaba patrullando obligatoriamente en la finca, y siguió en Ilom. Las condiciones de ser turno eran malos ya que no pagaban y en una ocasión los soldados lo llevaron a la montaña por diez días. El

grupo tenía que comer poco para ahorrar su comida.

La vida de Francisco nos da una imagen rápida de una historia más profunda de la tierra y conflicto con las fincas. Las maneras en que la gente sigue siendo despojada de su tierra, si no por robo de título, a veces por violencia directa. Con su voz, Francisco nos permite tener una perspectiva local de estas injusticas.